El Trueno volvió a caer, así como se derrumban sus chances de ingresar al Reducido. El equipo de Lescano es, hoy por hoy, un verdadero enigma, ya que no sólo cambia su nivel cuando sale de Los Polvorines, sino que además desde hace varios partidos muestra dos caras dentro de un mismo juego.
Esta vez el verdugo fue Barracas Bolívar, otro equipo del montón como lo es San Miguel, pero que supo reponerse a la tempranera desventaja y jugar como para que podamos decir que fue un justificado ganador. De hecho, y seguramente como parte de la bronca, fueron varios los hinchas del local que aplaudieron a los de Panaro cuando se retiraban de la cancha.
San Miguel trabajó durantre la semana mentalizado de que estos tres puntos debían quedar en el Malvinas Argentinas, ya que en adelante se vienen encuentros durísimos contra candidatos al ascenso, como es Villa Dálmine, nuestro próximo rival, y lo son Excursionistas, San Carlos y Berazategui, todos ellos de local. Sin embargo, el Trueno se pareció a un conjunto de aficionados muy entusiastas, de esos que salen con todas las ganas y consiguen un gol rápidamente, pero que después empiezan a caer en el desorden de la inexperiencia, del cansancio físico y mental.
Apenas para rescatar las figuras de Emanuel González, Rodrigo Acciaresi y Gonzalo Díaz. Pero, por otro lado, fueron muy pobres las actuaciones de Sacco, Scarnato, Ojeda, Milla, Peruchena; y un irregular Maldonado. Por su parte, Adrián González cayó en el caos que fue la defensa ante un Carrizo imposible de descifrar y un Tallarico de gran tarde. Mientras que Ugarriza intentó proyectarse, pero poco aportó en la marca.
San Miguel se encontró con un Barracas que aprovechó todas las ventajas que le dio el Trueno, a pesar de arrancar con un increíble error de Rago, quien quedó a medio camino cuando salió a buscar la pelota en la jugada que terminó con Acciaresi empujando la pelota al gol, cuando se jugaban siete minutos. El planteo de Lescano, bastante más tradicional respecto a los que armó en los últimos partidos de local, encontró su principal fuerte en la presión, y con la derrota parcial la visita parecía estar sin respuestas, al borde del cachetazo que lo dejará en el piso por toda la cuenta. No obstante, después de que San Miguel se perdiera el segundo un par de veces, el Rojo de Bolívar comenzó a emparejar el medio campo con Barea y Renzo Pérez, provocando por el lado de Milla y Acciaresi, ambos largados al ataque, un daño que San Miguel no supo remendar hasta el final. Promediando el primer tiempo, Tallarico de penal, tras un claro agarrón de Scarnato, empató el juego y dio lugar a los nervios del Verde.
El Trueno nunca volvió a ser el mismo de los primeros quince minutos, salvo cuando Tallarico de contra puso arriba a Barracas por 2 a 1. Otra vez, el equipo parece reaccionar cuando queda atrás en el marcador, pero es entonces cuando se encuentra con las limitaciones que mostró todo el torneo. La ausencia de jugadores que lleven la pelota con prolijidad hasta el área de enfrente, al menos cuando Maldonado no está en condiciones, y la falta de peso ofensivo real son dos aspectos flojos en el plantel que no pudieron solucionarse, ni podrán a esta altura de la temporada.
Esta vez el verdugo fue Barracas Bolívar, otro equipo del montón como lo es San Miguel, pero que supo reponerse a la tempranera desventaja y jugar como para que podamos decir que fue un justificado ganador. De hecho, y seguramente como parte de la bronca, fueron varios los hinchas del local que aplaudieron a los de Panaro cuando se retiraban de la cancha.San Miguel trabajó durantre la semana mentalizado de que estos tres puntos debían quedar en el Malvinas Argentinas, ya que en adelante se vienen encuentros durísimos contra candidatos al ascenso, como es Villa Dálmine, nuestro próximo rival, y lo son Excursionistas, San Carlos y Berazategui, todos ellos de local. Sin embargo, el Trueno se pareció a un conjunto de aficionados muy entusiastas, de esos que salen con todas las ganas y consiguen un gol rápidamente, pero que después empiezan a caer en el desorden de la inexperiencia, del cansancio físico y mental.
Apenas para rescatar las figuras de Emanuel González, Rodrigo Acciaresi y Gonzalo Díaz. Pero, por otro lado, fueron muy pobres las actuaciones de Sacco, Scarnato, Ojeda, Milla, Peruchena; y un irregular Maldonado. Por su parte, Adrián González cayó en el caos que fue la defensa ante un Carrizo imposible de descifrar y un Tallarico de gran tarde. Mientras que Ugarriza intentó proyectarse, pero poco aportó en la marca.San Miguel se encontró con un Barracas que aprovechó todas las ventajas que le dio el Trueno, a pesar de arrancar con un increíble error de Rago, quien quedó a medio camino cuando salió a buscar la pelota en la jugada que terminó con Acciaresi empujando la pelota al gol, cuando se jugaban siete minutos. El planteo de Lescano, bastante más tradicional respecto a los que armó en los últimos partidos de local, encontró su principal fuerte en la presión, y con la derrota parcial la visita parecía estar sin respuestas, al borde del cachetazo que lo dejará en el piso por toda la cuenta. No obstante, después de que San Miguel se perdiera el segundo un par de veces, el Rojo de Bolívar comenzó a emparejar el medio campo con Barea y Renzo Pérez, provocando por el lado de Milla y Acciaresi, ambos largados al ataque, un daño que San Miguel no supo remendar hasta el final. Promediando el primer tiempo, Tallarico de penal, tras un claro agarrón de Scarnato, empató el juego y dio lugar a los nervios del Verde.
El Trueno nunca volvió a ser el mismo de los primeros quince minutos, salvo cuando Tallarico de contra puso arriba a Barracas por 2 a 1. Otra vez, el equipo parece reaccionar cuando queda atrás en el marcador, pero es entonces cuando se encuentra con las limitaciones que mostró todo el torneo. La ausencia de jugadores que lleven la pelota con prolijidad hasta el área de enfrente, al menos cuando Maldonado no está en condiciones, y la falta de peso ofensivo real son dos aspectos flojos en el plantel que no pudieron solucionarse, ni podrán a esta altura de la temporada.
Luego, ya con el Verde jugado, con tres faros en la delantera, como Steinbach, Peruchena y Ortigoza, San Miguel se regaló en el fondo y, en una de tantas veces que el equipo quedó mal parado, Renzo Pérez pudo terminar con las expectativas locales.
Las claves de esta derrota pasaron por la ineficacia de San Miguel para entender como venía el desarrollo del encuentro, por la escasa reacción que hubo desde el banco de suplentes para ver que Sacco nunca le encontró la vuelta a Jorge Carrizo, quien por la derecha del fondo local hizo lo que quiso, y por la pasividad, seguramente por una merma física y no por falta de compromiso, de algunos jugadores, como Milla, Maldonado, Peruchena. Se cansaron de correr Emmanuel González, a pesar de la sugerencia médica para que descanse, y Acciaresi, con mucho amor propio; mientras que Gonzalo Díaz bancó un momento en el que el visitante pudo haber goleado a San Miguel. Nada de esto alcanzó para doblegar al oponente, un Barracas inteligente y efectivo que se llevó un triunfo merecido.
Para San Miguel llega el tiempo del análisis profundo porque se viene la parte final del torneo, con esos candidatos a campeonar ya mecionados como escollos y, aunque por un tiempo preferimos pensar en otra cosa, hoy vemos que Argentino de Rosario y la promoción están a catorce puntos. Y ese tema nos alarma sobre todo porque el rendimiento del equipo está en caída y parece complicado levantarlo. Quedamos lejos del Reducido y ya nos olvidamos del descenso directo por la mala campaña de Cañuelas, pero sería vital sumar lo más posible para quedar mejor acomodados y con otros objetivos a futuro.
Las claves de esta derrota pasaron por la ineficacia de San Miguel para entender como venía el desarrollo del encuentro, por la escasa reacción que hubo desde el banco de suplentes para ver que Sacco nunca le encontró la vuelta a Jorge Carrizo, quien por la derecha del fondo local hizo lo que quiso, y por la pasividad, seguramente por una merma física y no por falta de compromiso, de algunos jugadores, como Milla, Maldonado, Peruchena. Se cansaron de correr Emmanuel González, a pesar de la sugerencia médica para que descanse, y Acciaresi, con mucho amor propio; mientras que Gonzalo Díaz bancó un momento en el que el visitante pudo haber goleado a San Miguel. Nada de esto alcanzó para doblegar al oponente, un Barracas inteligente y efectivo que se llevó un triunfo merecido.
Para San Miguel llega el tiempo del análisis profundo porque se viene la parte final del torneo, con esos candidatos a campeonar ya mecionados como escollos y, aunque por un tiempo preferimos pensar en otra cosa, hoy vemos que Argentino de Rosario y la promoción están a catorce puntos. Y ese tema nos alarma sobre todo porque el rendimiento del equipo está en caída y parece complicado levantarlo. Quedamos lejos del Reducido y ya nos olvidamos del descenso directo por la mala campaña de Cañuelas, pero sería vital sumar lo más posible para quedar mejor acomodados y con otros objetivos a futuro.
